jueves, 23 de junio de 2011

El futuro y la Energía Nuclear.

Lo que ocurre en Fukushima ha inaugurado un debate sobre el futuro de la energía nuclear en el que por primera vez está involucrada toda la humanidad.


La ola de pánico desatada por los desperfectos de la planta nuclear de Fukushima ha sido hasta ahora la principal manifestación de la dimensión global del problema. La inminente posibilidad de que los vientos, las aguas y la gente lleven más allá de las fronteras niponas la carga radioactiva ha puesto en evidencia cuán común es el destino que le espera a la humanidad, muy por encima de las fronteras geográficas, políticas, religiosas, raciales o de cualquier otra índole. Y ésa es una experiencia colectiva que sin duda no se despejará con las nubes radioactivas que hoy amenazan al planeta entero.
Y aunque no llegaran a consumarse los peores temores, aunque todo quedara en sólo un gran susto tras el que paulatinamente se restablezca la normalidad, como es de desear, algunos de los principales pilares de la sociedad contemporánea habrán dejado de ocupar el sólido lugar que tenían, aparentemente consolidado en forma definitiva, antes del viernes 11 de marzo. Y no serán sólo aspectos subjetivos los más afectados sino, y sobre todo, algunos de los más prácticos y objetivos como es, por ejemplo, el uso de los recursos energéticos del planeta de aquí en adelante.
De hecho, la manera brutal como la amenaza radioactiva se ha hecho presente en la mente y los sentimientos de todos los pueblos del mundo ya ha provocado un cambio irreversible, pues la fragilidad de la civilización humana, las limitaciones de la ingeniería moderna, la impotencia ante las fuerzas de la naturaleza, entre otras, han dejado de ser ideas abstractas para convertirse en conceptos tan concretos como irrefutables.
En términos prácticos, la oposición al uso de la energía nuclear ha dejado en cuestión de días de ser una causa de cada vez más pequeñas y marginales facciones de recalcitrantes ecologistas para volver a constituirse en una de las más apoyadas del mundo. Cuarenta años después de haber sido uno de los principales motivos del mayor movimiento contestatario del siglo XX, el rechazo al funcionamiento de usinas nucleares ha vuelto a poner en duda la viabilidad de esa fuente de energía y eso, en el punto al que ha llegado la dependencia de la economía mundial de la energía atómica, es algo cuya enorme magnitud es todavía difícil de aquilatar.
Eso no significa, por supuesto, que con Fukushima muera definitivamente la era de la energía nuclear, porque es prácticamente imposible que la economía planetaria logre prescindir de esa fuente de energía. Y como esa dependencia es uno de los factores que aúna en un interés común a los países más ricos, los pocos miembros del selecto club nuclear, es probable que pronto se halle la fórmula para que el mundo termine reconciliándose con tan peligrosa tecnología.
Pero, mientras tanto, sin duda habrá tiempo para reflexionar y participar, directa o indirectamente, en el que probablemente pase a la historia como el primer debate en el que se involucra toda la humanidad alrededor de una preocupación común.
Adaptado de http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20110318/el-futuro-y-la-energia-nuclear_117416_233246.html

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